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Adaptarse y sobrevivir al Cambio Climático está en nuestras manos

Desde reducir las temperaturas globales a 1.5º por encima de los niveles preindustriales, recortar las emisiones de combustibles fósiles y lograr una economía baja en carbono; 

la Organización de las Naciones Unidas (ONU) impulsa 5 compromisos que podemos llevar a cabo para hacer frente al Cambio Climático.

ONU

1. Crear / Reforzar los sistemas de alerta temprana

Dentro de las metas del Sendai 7 se designó para el 2022 la Meta G, que consiste en “Incrementar considerablemente la disponibilidad de los sistemas de alerta temprana sobre amenazas múltiples y de la información y las evaluaciones sobre el riesgo de desastres transmitidas a las personas, y el acceso a ellos, para 2030”. Aunque hemos avanzado en las metas, lo cierto es que no se han logrado los objetivos designados para el año 2030.

Los sistemas de alerta temprana que nos permiten anticipar eventos climáticos, dice la ONU, son una medida de adaptación rentable, pues generan alrededor de 9 dólares de beneficios totales por cada dólar invertido en preparación. Con alertas tempranas las comunidades pueden prepararse oportunamente y evitar que los fenómenos climáticos causen afectaciones que puedan escalar en desastres.

Los sistemas de alerta temprana que nos permiten anticipar eventos climáticos.

2. Restaurar los ecosistemas

En 2021, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) INSTAURÓ “La década de las naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas, en busca de desencadenar un movimiento global para restaurar los ecosistemas en todo el mundo.

En las ciudades, restaurar espacios de bosques urbanos permite reducir las temperaturas, refrescar el aire y reducir el riesgo frente a olas de calor. Un solo árbol puede refrescar el aire a niveles equivalentes a dos sistemas de aire acondicionado funcionando 24 horas. Reverdecer laderas montañosas también permite reducir el riesgo de deslaves y avalanchas.

En las costas, los manglares proporcionan defensas marinas que permiten hacer frente a marejadas ciclónicas y reducir la altura y fuerza de las olas del mar. Proteger estos ecosistemas es mil veces más económico que construir diques que desempeñen el mismo trabajo, además de que los manglares son hogares de especies marinas.

 

3. Promover infraestructuras resistentes al clima

Mucho se insiste en fortalecer la infraestructura para poder hacer frente al Cambio Climático, sin embargo, la infraestructura resiliente no se limita a carreteras, puentes y líneas eléctricas que puedan soportar climas extremos, sino también se trata de orientar a las comunidades sobre procesos de protección civil, sobre crear simulacros y mejorar la cultura de la gestión del riesgo.

Un informe del Banco Mundial indica que las inversiones en infraestructura en países de bajos y medianos ingresos podrían producir aproximadamente 4.2 billones de beneficios totales; es decir, alrededor de 4 dólares por cada dólar invertido. Es decir, invertir en infraestructura resiliente extiende su ciclo de vida, genera servicios más confiables y reduce costos.

4. Invertir en suministros de agua y seguridad

La ONU insta a los gobiernos a desarrollar planes holísticos de Gestión Integrada de Recursos Hídricos que tengan en cuenta todo el ciclo del agua; desde la fuente de distribución, el tratamiento, la reutilización y el retorno al medio ambiente.

Hablar de la historia del Cambio Climático es reflexionar en la mano de los seres humanos acelerando los procesos propios de los ecosistemas, a través de la explotación de acuíferos; es hacer una historia del agua hablando de inundaciones, sequías, incrementos en el nivel del mar e incendios forestales. A este respecto, la ONU ha advertido que para el 2030 se espera que una de cada dos personas enfrente escasez de agua.

Sin embargo, aún podemos frenar este diagnóstico, invirtiendo, por ejemplo, en un riego más eficiente, ya que la agricultura representa el 70% de todas las extracciones de agua dulce a nivel mundial. Este tipo de inversión generaría un ahorro en las ciudades de todo el mundo de entre 100 y 120 mil millones de metros cúbicos de agua para el 2030 y esto sólo por la reducción de fugas.

 

5. Planificar a largo plazo

Integrar estrategias políticas planteadas a largo plazo es una solución efectiva. Los Planes Nacionales de Adaptación, indica Naciones Unidas, son un mecanismo de gobernanza fundamental en los países que les permite planear un esquema en donde se prioricen las necesidades de adaptación.

La clave de estos planes radica en examinar concienzudamente los distintos escenarios climáticos que pueden enfrentar y adelantarse varios años en el futuro; evaluando la vulnerabilidad de los diferentes sectores y buscando mecanismos para reducir el riesgo.

Actualmente el PNUMA está apoyando a 20 Estados miembros en el desarrollo de sus propios esquemas con el fin de mejorar los elementos de adaptación en las contribuciones determinadas a nivel nacional; tema medular del Acuerdo de París.

Conoce el Plan Nacional de Adaptación desarrollado por el PNUMA

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